Por supuesto, los herederos de una gran fortuna pueden dilapidarla sin ningún miramiento si así lo desean, aunque sus parientes hayan dedicado toda su vida para entregarles algo valioso.
Dependerá sin embargo, de su naturaleza moral y su creencia respecto a la carga emocional que esto haya supuesto en sus vidas.
¿Tenemos una responsabilidad de lo que hacemos con nuestras vidas, respecto a nuestros predecesores?
Dependerá de qué tipo de influencia hayan tenido éstos en nuestra vida. Nuestros principios surgirán como una reacción natural a todo lo que se ha impregnado en nosotros, tanto como positivo o negativo.
La rebelión contra lo establecido y contra un sistema que consideramos caduco es una constante en la historia de la humanidad.
Todo criterio de actuación dependerá de algo que sujeta nuestros deseos, propósitos y principios: La CONCIENCIA.
Mientras no entendamos estos conglomerados, no sabremos sujetar nuestros deseos ni lo significativo que puede ser el aprender a domarlos.
Aunque de hecho, si reflexionamos un poco, nos daremos cuenta que siempre ha sucedido lo mismo.
Recordemos aquél chiste que exponía a partir del diálogo de dos amigos:
-¿Qué opinas de la ignorancia y la indiferencia?
-Ni lo sé ni me importa.
Somos lo que somos y no lo somos por nosotros mismos. Nos guste o no, dependemos de un origen y de un entorno que nos condiciona.
Tenemos un tramado interno y estamos inmersos en la información que circula a través de él.
Toda esta información es vital que sea cribada, diseccionada y explorada concienzudamente antes de que, sin darnos cuenta, nuestra fortaleza quede afectada por los elementos no deseados dentro de ella.
Al igual que un virus que entra en nuestro organismo, toda onda vibratoria que conmueve nuestro campo, nos activará con oleajes o tsunamis inimaginables que desatarán los deseos hacia un lado u otro.
¿Será que toda onda que existe hoy junto a nosotros puede vapulearnos y zarandearnos irremisiblemente hacia pensamientos y acciones que de otro modo jamás los hubiéramos realizado?
Se dice que los ejércitos de diferentes países se toman muy en serio armas de este tipo para el control de las masas y de las guerras. Estaría bien no tomarlo muy a la ligera.
El avance de la tecnología no se puede evitar, pero sí lo que hacemos con ella.
Que sea bueno o no, no dependerá de lo que somos, porque…
NO ES LO QUE SOMOS,
SI NO LO QUE HACEMOS,
CON LO QUE SOMOS.
Cuando estamos bien, nos adormecemos y el adversario logra un poder sobre nosotros. Cuando nos hallamos en necesidad, descubrimos fuerzas que desconocíamos hasta el momento.
Cuando nos creemos ‘libres y poderosos’, perdemos el tiempo y nos abandonamos. Esto es lo que ha sucedido con las civilizaciones de toda la humanidad. Sólo hay que mirar la historia.