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El primer paso es darse cuenta. Poner un huevo no es la opción.

Ser grandes especialistas en gusanos, no nos hará libres del gallinero.

Si picoteas como una gallina, 

no lograrás hacer el túnel para salir de tu prisión.


Del Zapping de la mente al Viaje del Alma.


Lo primero es lo primero. 

Y eso es, darse cuenta de que la libertad de la que nos jactamos, es una falacia. 


¿Acaso somos dueños de nuestros pensamientos? 

Desde la mañana hasta la noche e incluso en el sueño, recibimos mensajes hipnotizantes desde todos los ángulos. La publicidad, las ondas del móvil, las redes, la televisión y los medios, nuestro entorno, etc.


Mide la inclinación de tus pensamientos y míralos con detenimiento.


Desde pequeños hemos sido instruidos y educados en la sumisión a una cultura, a una familia, a un tiempo, a una política, a un género, a una forma de vestir o incluso en una rebeldía determinada.


Nos puede agradar más o menos, pero hemos de convenir que todo esto, son programas instalados en nuestra mente con un propósito determinado.


En determinada época era ‘normal’ la esclavitud o incluso el hecho de que la mujer estuviera sujeta al marido sin derechos elementales. Las formas y maneras sociales han cambiado pero donde en unos espacios parece que ha mejorado, en otros ha empeorado. Tenemos más comodidades y parece que éstas nos harían más libres y más seguros.


Tenemos seguridades engañosas y libertades manipuladas. O ¿Alguien cree aún que estamos en un momento álgido llenos de posibilidades para alcanzar lo que siempre hemos deseado?


La verdad es que no sabemos qué hemos de alcanzar, porque el sistema nos induce a creer que el éxito es triunfar en un condicionamiento absurdo según unos patrones que están sujetos a fórmulas logarítmicas para obtener más gusanos que los demás.


Nuestros padres trabajaban durante toda la vida y podían comprar una casa. Hoy , esto es imposible a menos que dependas de una herencia o un ‘golpe de suerte’.


En la antigüedad, las guerras eran cuerpo a cuerpo, ahora con un botón se puede matar a muchas personas. Incluso hay escenarios donde, increíblemente se envían microorganismos, bacterias o nano partículas inteligentes que pueden operar de maneras que pueden parecer mágicas.

¿Qué hará la gallina para cruzar la carretera? 

 

Antes, para hacer una infusión de hierbas se tardaba mucho tiempo. Desde ir a buscar leña para el fuego, hacerlo y recoger las hierbas, hasta prepararlas y hacer tal infusión se tardaba un tiempo increíble comparado con el tiempo que le dedicamos a este menester.


¿Tenemos pues, más tiempo que antes? En absoluto, puesto que no hemos sabido valorar el tiempo ni la calidad del mismo. Nadie tiene tiempo para nada. Seguimos usando nuestro tiempo en cosas intrascendentes o en obligaciones que nos sumergen en una rutina que nos aleja de nosotros mismos.


Nuestros estudios son especialidades que nos dan una visión parcial de nuestra verdadera naturaleza. Sabemos casi todo de una parte pero casi nada del Todo.


Porque como alguien dijo en cierta ocasión: Después de todo, Nada. 


Y eso es una realidad. Seguimos picoteando como gallinas por todo el jardín, creyéndonos libres de hacerlo, cuando todo el jardín está vallado y sólo tenemos derecho a los gusanos que encontremos.


Cacarear como gallinas en el corral no nos convertirá en leones, ni en águilas, ni en seres humanos conscientes. Picoteamos de un lado a otro del corral, de uno a otro canal, de publicidad en publicidad, de programa en programa sin salir realmente nunca, del mismo habitáculo.


Del Zapping de la mente al Viaje del Alma, hay un gran paso. Y este primer paso es darse cuenta de nuestra constitución gallinácea. El segundo es aventurarse, osar, atreverse a creer que podemos alcanzar una meta más allá de la que ostentábamos delante de nuestro pico. Un gusano jamás nos dio la libertad ni nos aportó ninguna estabilidad, puesto que, cuando era el tiempo de hacer caldo de gallina, a algunos les era tan fácil como siempre.


Hemos perdido la profundidad del Camino. Todo va rápido, todo es superficial y nuestra naturaleza se ha amoldado a este traqueteo. Vamos cómodamente instalados en una súper nave con los últimos avances. Cada uno con un numerito en su butaca y con sonrientes azafatas que nos ofrecen bebidas que nos dejan plácidamente dormidos mientras dura nuestro viaje a ninguna parte, dando vueltas sobre los mismos puntos de siempre y aterrizar justo en el mismo lugar de donde salimos.


Y si alguien se levanta del asiento y no es para ir al lavabo, es un conspiranóico o está loco.

El comandante de la nave obedece órdenes, igual que la azafata y el ayudante de vuelo. Cada tornillo, equipaje, botón y viajero están perfectamente controlados. Lo que sale de la pizarra se ha de eliminar y si es un pasajero, se considera que ha perdido la razón. 


Un buen gusano para comer, saciará a cada gallina. Por tanto, desde pequeños se nos instruye a picotear desaforadamente en el polvo para lograr este gran tesoro: Un gusano.


Mientras, los auténticos gusanos se ríen a sus espaldas de tanta estupidez sistematizada que han sabido implantar en sus gallinas. Incluso han logrado que unas se vigilen a las otras y no alteren el gallinero. Así es, como decía un cómico, no es verdad, pero parece mentira.


Viajar como un turista no nos dará la cultura que necesitamos para dejar de ser gallinas.

El viaje al exterior, sólo nos distrae del auténtico viaje al interior. 


Miramos como turistas y no, como Iniciados. Nos admiramos de las grandes construcciones de cada país y no sabemos mirar dentro de nosotros,  el Templo más sagrado, porque no nos han educado para percibir lo sagrado del interior.


Si una articulación duele, no se sabe viajar desde el corazón donde reside el sanador interno, porque nadie nos lo enseñó. Antes bien nos han hecho creer o confiar en un producto que se ha de comprar o en alguien que sabe todo de su especialidad pero nada del Todo. Porque hay que reconocer que estos ‘grandes especialistas’ son individuos del gallinero que describen productos  de los que saben muy poco, de enfermedades que aún saben menos a gallinas, ovejas o personas de las que no saben nada en absoluto.


El Viaje del héroe es un viaje que necesita cada persona. No es una opción. Muchos desean seguir siendo gallinas. Incluso gallinas enormes, pero no dejan de ser eso. Gallinas gigantes en busca de gusanos más grandes.

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