Para rizar el rizo, nos ha llegado la Fiesta de Halloween a nuestro ámbito.
La palabra Halloween, se trata de una contracción de la expresión inglesa “All Hallow’s Eve”.
Literalmente, significa “Víspera de Todos los Santos”. Era una celebración dedicada al recuerdo y la paz de los que habían dejado este mundo. Una festividad de origen celta que fue también adoptada por los romanos, llamada Feralia. Los celtas, mucho antes, la denominaban Smahaim o La Semon, y marcaba el final de las cosechas.
En esta noche, antes del Día de todos los santos, los niños se disfrazan de horrendas criaturas, vampiros y fantasmas, hombres lobo y zombies, pidiendo golosinas en las puertas de las casas de los vecinos, pero en los ritos originales se pedía comida, sacrificios, hombres, vírgenes e incluso niños para entregar a esas fuerzas oscuras.
Lo que oculta la frase ‘truco o trato’ que los niños pronuncian cuando el vecino les abre la puerta, simboliza el pacto que hacían los magos cuando comerciaban con su ofrenda.
Si les otorgaban lo que pedían, no les harían ningún maleficio. Algo así como los ‘protectores’ de los locales del barrio donde residen las bandas de delincuentes, exigiendo dinero para protegerlos de ladrones.
Estos brujos, llevaban, no una calabaza, si no un nabo enorme con una antorcha dentro para poder alumbrarse en la noche.
Un nabo con una cara maléfica tallada que representaba el espíritu diabólico al cual representaban y adoraban. Además, todos los símbolos que se colocan en esta fiesta son de rituales satánicos. Solo por ‘disfrazar’ a un niño de alguna manera relativa a estas imágenes, se hace partícipe de estas energías y lo que encierran.
No es algo que sucedía sólo en la antigüedad, hoy en día hay misas negras, donde el día 31 es un día cumbre para hacer sacrificios de niños.
Pero no dramaticemos. Hoy día ya no sólo se disfrazan los niños, sino también los jóvenes y los adultos, teniendo en cuenta que, según dijo Gilbert Keith Chesterton, un escritor del siglo pasado, los disfraces en adultos no disfrazan, si no que revela lo que son y muestran la verdadera naturaleza de lo que tienen dentro.
Los mayores lo encuentran divertido si los niños se divierten con ello. De hecho, no hacen ningún mal a nadie. Sólo es un juego como cuando se va a ver una película de ‘miedo’. Los cultos ocultistas y sus brujos celebran siete fiestas o ‘misas’ principales y una de ellas es ‘la víspera de todos los santos’.
Es una noche en la que se invocan espíritus y demonios. No importa que se crea en ello o no, de hecho, cuanto menos se crea mejor para ellos, pues pueden actuar más impunemente.
No se da valor a lo que imprimimos en nuestra psique. Después de todo sólo son seres imaginarios que no tienen que ver con la ‘realidad’ que habitamos, ¿o no?
Se cuida a los niños del visionado de pornografía, pero no se toma en cuenta la experiencia que esta ‘fiesta’ puede tener realmente para ellos y de hecho para todos.
Cerca del 31 de octubre se decía que las brujas aumentaban su poder y los druidas, auténticos magos blancos y herederos de los sacerdotes de Atlantis, eran dotados entonces por la Madre Naturaleza de la facultad de la adivinación o de predicción del futuro y se incrementaban sus poderes en la lucha contra el mal. Hasta aquí parece que estemos hablando de la película del Señor de los Anillos. Parece pura tontería.
¿verdad?
Los druidas, (que existieron y siguen existiendo), para compensar la llegada y el incremento de los poderes de la oscuridad en estas fechas, realizaban potentes ritos y sagrados ceremoniales de fuego.
La luna llena ya sólo se ve en los cines.
Apenas da tiempo de asomarse a la calle por la noche para verla. Sin embargo en los centros psiquiátricos se sabe que los pacientes acusan los días de luna llena y se vuelven más irascibles y caóticos.
Nos reímos de las películas donde un hombre lobo es afectado por la Luna llena, pero no sabemos descubrir cómo esto también nos afecta a nosotros, en el tráfico, y en nuestras relaciones cotidianas.
En estos días entorno al 31 de Octubre y el 1 de Noviembre se abría una especie de Portal donde las fuerzas del mundo astral, las almas perdidas, espíritus perversos y los elementales más bajos tenían mayor influencia sobre nuestra dimensión humana, buscando cuerpos humanos para habitarlos, con el motivo de controlarlos y usarlos según sus intereses.
Es tan fácil usar a alguien cuando su mente está en la neblina de las drogas o el alcohol. Es tan fácil controlar una mente con miedo o una mente tierna como la de un niño.
Es tan fácil modelar una mente distraída o sin fuerza de voluntad, desarmada e hipnóticamente sugestiva, que precisamente esto es lo que hace peligroso este evento y lo que sucede en una fiesta como ésta.
Todos están de fiesta y nadie cree que eso sea real ni tenga que ver con ninguna cosa preocupante. Estas mentes dilatadas son un semillero de negatividad y al no percibir la realidad subyacente, ésta puede penetrar sin obstáculo dentro de los incautos que están a su merced.
En la actualidad, sobre todo por la influencia americana y anglosajona, el efecto del consumismo y la negación de nuestra propia cultura ancestral, durante la noche de Halloween, los habitantes de las ciudades se disfrazan de forma horrible, monstruosa y abyecta, que deforma lo bello y la inocencia sobre todo de los niños.
Por supuesto a ellos les encanta y a los adultos que consideran esta Fiesta inocua, participan con ignorancia de este propósito, abriendo un caudal de energía negativa sin saberlo.