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Morfosinergia,  El Código de las Formas

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  • Estamos habitando un tiempo en el que se hace manifiesto el deseo de descifrar códigos y lo apasionante que resulta desencriptar la información de una reliquia. Diferentes libros y películas han hecho que un cierto sector del público que hasta ahora permanecía indiferente a estos temas, entre a formar parte de la inquietud y la búsqueda por aquello que hasta ahora estaba escondido, oculto o velado.

    En realidad, este desasosiego se sucede en la humanidad desde que apareció en el planeta, pero sólo unos pocos se atrevían a indagar en la profundidad de la caverna y ahora el movimiento parece ser más generalizado. La moda del bibliotecario o el arqueólogo aventurero va dando paso a científicos que se aventuran a penetrar en el átomo y a viajar en el tiempo. Definitivamente, nuestro viaje no ha hecho más que empezar.


    La forma es el soporte de la energía. Incluso las energías que no dependen de un soporte físico tienen un molde que las caracteriza, aún en sus dinámicas más audaces y aparentemente caóticas, todas las energías están inscritas en un comportamiento dentro de un cauce estricto. Sus límites definen la fuerza que les sostiene, la cualidad que son capaces de segregar, su dirección y su condición. 


    Si tuviéramos que diagnosticar a un paciente dentro del ámbito clínico, aparte de tener en cuenta los síntomas que manifiesta, dependiendo del tipo de terapia, entre otros análisis, nos detendríamos en la observación de su piel, de su postura, en el tono de su voz, la lengua, la palpación del pulso o tal vez si tiene alguna inflamación. Esto es, atender a la sinergia de todos sus campos interactuando en diferentes manifestaciones y las condiciones morfológicas o estructurales de cada parte interactuando con las demás.


    Los rasgos de la naturaleza de cada entidad están inscritos en la forma que la determina, aunque cuando se habla de la forma parece que solo tenga que ver con la envoltura, sin embargo la envoltura es una parte del estudio de la Morfosinergia. 


    La Morfosinergia investiga en la apariencia y en el andamiaje, en los órganos internos y en la orquesta que producen. La misma circulación y los paquetes de información que transporta, son una forma en sí. De hecho, podríamos decir que la Morfosinergia es el estudio holístico de las formas que existe dentro de otras formas, que están dentro de otras, como fractales que se van sucediendo y reflejando en todas y cada una de las circunstancias y contextos con los que esta forma inicial que vino hasta nosotros, se muestra. 


    Porque en el fondo, nada está fuera de ninguna parte, todo se interpenetra y combina, se funde o se transforma, aunque no de cualquier manera. Las leyes que condicionan estos cambios, son sustratos dentro de la esencia de cada individuo. 


    El recipiente de estas fuerzas, puede ser grande o pequeño según el observador, pero lo que determina su poder es la dinámica interna de sus componentes, la cualidad que los abriga y el patrón de relaciones que establece consigo mismo, con su entorno y con el resto del cosmos.


    Si alguna vez hubo un comienzo en la historia del cosmos, se desarrolló a partir de una unidad, sea la que fuere. El 1 en clave numérica o el punto en una geométrica. El estudio de este Uno ha llenado bibliotecas enteras en todas partes del mundo, ha enfrentado a mentes brillantes, a países enteros y a eruditos de diferentes tradiciones.


    Nuestra percepción, intuición o conocimiento de este Uno en nosotros, nos colocará en el siguiente peldaño con una predisposición concreta y unas consecuencias extraordinarias llenas de matices.


    La vida, abundante en esta variabilidad de tonos y grados, es una plenitud de amalgamas energéticas que son habitadas por esa cualidad que llamamos Conciencia.


    Todos sabemos lo fácil que es a veces tener nuestra opinión sobre la solución de un conflicto cuando esto le sucede a otro y nos preguntamos cómo es que él es incapaz de verlo.


    El auténtico reto es el poder y saber observarnos a nosotros mismos. Lo más complicado es ser ecuánimes cuando tratamos de discernir nuestros actos.


    El peldaño siguiente es el Dos. El Dos es la emoción del Uno. El reflejo de sí mismo y la Conciencia de sí de Aquél que es Conciencia absoluta. 


    Sin ánimo de entrar en polémicas religiosas o sexistas, una de las llaves en la que ha sido explicada la Biblia, es la mitológica. A través de ella, se nos indica que en el jardín del Edén, Dios crea a Eva de la costilla de Adán.

    Este mito en forma de metáfora, escandalizadora para algunos y absurda o ridícula para otros, ha sido malinterpretada repetidas veces bajo el prisma de una comprensión parcial. Esto ha desatado desastrosas confusiones respecto al papel de la mujer en la sociedad y ha provocado el rechazo de grupos feministas y de personas con un mínimo de conciencia pero con una información limitada.


    El secreto de la comprensión de algo reside en el conjunto de llaves que condicionan la visión de aquello que observamos. Las distintas llaves nos dan un panorama cada vez más integral y sistémico. En la Morfosinergia tratamos de abarcar hasta doce llaves. Entre ellas, la numérica, la geométrica, la metafísica y la simbólica.


    A través de estas llaves podemos descifrar este enigma. Un punto en el espacio no tiene conciencia de sí. Un avión para saber cuál es su posición en el aire, necesita los datos de su latitud y altura en el tiempo real. Precisa orientarse según las señales emitidas por una emisora desde la torre de control de donde parte a la siguiente donde va.


    La circunferencia en el plano, es el campo de acción homogéneo y armónico de un punto como centro. Es la civilización que se desprende de un estado de conciencia.


    Cuando se sucede esta realidad geométrica delante de nuestros ojos, se reproduce una imagen cohesionadora en nuestra mente, puesto que nos sugiere la totalidad armoniosa. 


    Se puede testar kinesiológicamente a cualquier persona cuando poniéndola con la mirada frente a un círculo perfecto dibujado en un panel, da una respuesta muscular favorable y cuando el circulo es desdibujado, inarmónico o inacabado, la respuesta muscular es desfavorable. Por eso los mandalas tienen ese poder sanador, ya que la mayoría parten de un punto central y un campo circular o cuanto menos coherente y equilibrado.


    El radio de una circunferencia con origen en su punto central es el símbolo que representa a un iniciado, el ser consciente de sí mismo.

    En algunas escuelas de misterio se representa con una G y se asocia al número 6.


    La medida del radio nos da el lado del exágono. Los seis segmentos de esta medida nos da el resultado de un polígono regular y al unir los vertices con el punto central obtenemos seis triángulos equiláteros. El 6 y el 9 son representaciones de las fuerzas involutivas y evolutivas, como el yin y el yang expresados en el taoísmo.


    Cuando el punto central de la circunferencia donde está inscrito

    alcanza el perímetro, se refleja a sí mismo y el lugar donde toca su límite crea un nuevo centro.


    Este nuevo punto focal genera una nueva civilización a su alrededor y como un elemento surgido del lado o la “costilla” del otro, (el radio), nace el Dos. De esta relación aparece la Vesica Piscis (vejiga de pez en latín), donde el Cristo es representado en tantos iconos. El Hijo del Uno y el Dos. 


    La Vesica Piscis está formada por la intersección de dos círculos o esferas cuyos centros se tocan con exactitud. Representa la "tierra común", la "visión compartida" o la "comprensión mutua". 


    La forma del propio ojo humano es una Vesica Piscis. Este representa un estado de equilibrio perfecto entre dos fuerzas iguales y, en el vocabulario alegórico de los geómetras de la antigüedad, era una imagen de los mundos compenetrados del espíritu y la materia. Si se observa detenidamente, también puede interpretarse como un pez, símbolo adoptado por los primeros cristianos como una señal de reconocimiento entre ellos en la época que eran perseguidos por los romanos, siendo el motivo por el que la Vesica Piscis ha sido usada en el arte y la arquitectura como soporte de la figura del Cristo y los Santos.


    Esta figura almendrada llamada también mandorla fué la forma en que los cristianos dejaron sus conocimientos secretos de geometría plasmados en las imágenes y la arquitectura de sus catedrales e iglesias.


    Es la base de un estilo en un período histórico donde la búsqueda espiritual era el centro de la sociedad y las construcciones se elevaban a las alturas en busca de la conexión con Dios, siendo su forma la que inspiró la construcción del arco ojival o arco de punta de las catedrales góticas.


    Definitivamente fué su estructura la que permitió la elevación de las torres y cúpulas internas de esos templos. Es así pues, una forma que nos remite a la ascensión espiritual como matriz de información básica de la geometría sagrada. Siendo un elemento esencial de la flor de la vida, representada en diferentes lugares de todo el mundo.


    Otra de las simbologías de la vesica es anterior a la cristiana y asociada al culto a lo femenino, se debe a la similitud de su forma con la de la vulva femenina. Por causa de esta connotación, su contenido simbólico se amplió por asociación para interpretar el canal vaginal del nacimiento y la fertilidad de la tierra o de la madre. La vemos representada en la famosa fuente del grial de Glastonbury en Inglaterra, lugar de la tradición celta dedicado al culto a la diosa.


    Desde los antiguos templos y círculos de piedra hasta las grandes catedrales medievales, el acto inicial de fundación ha sido relacionado con la salida del sol en un día determinado. Este nacimiento simbólico del templo con el nuevo sol es un tema universal. 


    La geometría de los templos hindúes, así como los de Asia Menor, norte de África, Europa, Egipto, Babilonia, China y las culturas precolombinas tal como ha sido registrado, derivan directamente de la sombra de un gnomón, una vara clavada en la tierra que proyecta su sombra en la horizontal del plano. De ahí podemos formar la analogía de realizarse en la vertical y ser los mediadores entre el Cielo y la Tierra.


    Hay un antiguo texto sánscrito, el Manasara Shilna Shastra, que detalla su utilización referiéndose a la fundación de templos. El sitio ha de ser elegido, por un practicante de la geomancia, clavando un gnomón, alrededor del cual se traza un círculo. 


    Este procedimiento fija el eje este-oeste. Desde cada extremo de este eje se trazan arcos, produciendo una Vesica Piscis, la que a su vez determina el eje norte-sur. Estas líneas se denominaban decamanus y cardo. 


    De esta Vesica inicial, se dibuja otra en ángulo recto y de ésta un círculo central y entonces un cuadrado dirigido a los cuatro puntos cardinales. El sistema utilizado por los romanos para la fundación de sus ciudades, descripto en los libros de Vitruvio es idéntico al sistema hindú aquí descrito.


    El estudio de la etimología de la palabra 'templo' nos lleva a descifrar su significado: “lo cortado”, “lo demarcado”. Entre los carpinteros, en una terminología posterior, dos travesaños o vigas que se cruzan definen un templum y en la antigua Roma el sacerdote, el augur delimitaba el cielo con un templum para presagiar eventos según el vuelo de los pájaros dentro de esos límites. El término 'Contemplación' (contemplatio) se compone de 'cum' y 'templum' indicando la imagen sagrada creada por el sacerdote para observar el cielo.


    Si bien el punto es el origen de todo estudio sobre las formas, la línea vertical y la horizontal, así como el cruce de ambas, supone un nuevo punto y otro punto de información sobre el cual podremos incidir.

     

    La geometría (medida de la tierra), es la ciencia que reintegra la humanidad al Cosmos. El cuerpo humano es un templo para el espíritu. Y el propósito de cualquier práctica espiritual es 'templar'' la vibración del ser en nuestra existencia.


    Existe una Geometría arquetípica que podemos encontrar en los diseños del crecimiento pentagonal de la rosa, las espirales de las caracolas y los girasoles. También la podemos contemplar en la estructura de los cristales y en las colmenas de las abejas. Son patrones universales reflejos de una esencia perenne que se expresa a través de esta bioresonancia. Los sólidos platónicos, la proporción áurea y el número de oro 1,61803...

     

    Siempre presente en la Naturaleza, la Geometría es la base de la estructura de cuanto existe, desde lo molecular a la formación de una galaxia, en un cuerpo armónico inherente que revela una Mente conectiva cósmica de corte metafísico y determinante en esta realidad tangible.


    A través de la Morfosinergia sabemos que la Geometría está metafísicamente unida a la estructura íntima de la materia, a las formas, a la estructura de las plantas, a las de los animales y a las relaciones armónicas del cuerpo en una escala filogenética que nos reincorpora a la totalidad. Este es el fundamento de las estructuras sagradas, allí donde se unifican Conciencia, Armonía y Proporción. 


    Cada forma geométrica, desde el punto al círculo, la vesica, el dodecaedro y los diferentes sólidos platónicos, el hexagrama judío o la cruz, se reviste de múltiples significados según las llaves a través de las que es observada. 


    Las llaves simbólica y psicológica son las que transportan las ideas y los conceptos que en ellas se incorporan, siendo la base de la construcción sagrada, donde los elementos mas simples como el punto, el círculo, el cuadrado, la tetratkis pitagórica, la vesica piscis, el número aureo, la espiral y la elipse, trazados desde la antigüedad con el compás y la escuadra, constituyen la referencia de la diferentes estructuras universales y sus patrones arquetípicos relacionales.

     

    En la imagen cosmológica del mundo antiguo se recrean modelos de pequeñas claves del universo, que en realidad son evidencias mentales del pensamiento y la conciencia del ser humano. Son los cuadrados mágicos.


    Estos cuadrados nos hablan de la posible permutación de números por formas y significados. Se llamaban mágicos porque estaban construidos con unas disposiciones numéricas determinadas. En las culturas antiguas eran los mismos caracteres que las letras y por lo tanto habríamos de entender que tienen la misma esencia. 


    Las combinaciones de estos números nos aproximan a la trama interior del templo, a la sincronicidad y la sinergia de sus partes. Estos cuadrados nos acercan al origen de la forma, como si se tratara del proyecto estructural arquetípico. 


    H.C. Agrippa les llamaba las Tablas Sagradas de los Planetas, dotadas de grandes y variadas virtudes representando la delicada armonía y concordancia de los rayos celestes y la Mente universal, no pudiéndose representar más que con las figuras de los números y sus figuras , uniendo las extremidades de la materia y el espíritu.

    Estas Tablas son como los mandalas y yantras orientales. Los siete rayos de la expansión del Uno.


    Los siete cuadrados mágicos forman el cuerpo de Buda - decía el maestro zen Y. Daishi – Si comprendemos el cuerpo de Buda, no hay nada más.

    También un poema de Kabir relata lo siguiente:

    “Dentro de esta vasija de barro hay glorietas y arboledas.

    Dentro de ella está el Creador.

    Dentro de esta vasija se encuentran los siete océanos 

    y las innumerables estrellas.

    La piedra filosofal y el que valora la joya están dentro.

    Y dentro de esta vasija suena lo Eterno y la Fuente mana.”


    Las estructuras geométricas básicas presentes en la formación de estas Tablas, revelan singulares figuras con las que en la antigüedad se transmitía un tipo de conocimiento que se deducía de una ley natural.


    Cada aspecto de la ley se representaba con una figura numérica, pero el esquema cósmico lo revelaba el número principal o maestro del cuadrado en su conjunto. Los elementos portadores de significados, se traducen como símbolos, los cuales siempre se vinculan a un relato.


    Toda obra destacable de la humanidad cabe encuadrarla en uno de los siete prototipos de cuadrado a los que se les asigna referencias planetarias (Sol, Luna, Venus, Mercurio, Marte, Júpiter y Saturno), como ejemplos el templo de Salomón corresponde al menor de los cuadrados, el de Saturno o las pirámides con el de Hermes o Mercurio.


    La Mathesis Pitágorica considera al número, núcleo esencial de la realidad y la clave de las leyes armónicas del Universo. Símbolos de lo Absoluto, donde los doce primeros números primordiales son Arquetipos, de los que derivan todos los demás.


    Todo esto sólo es el preámbulo para dar paso al gran cuerpo de la Morfosinergia. La investigación y el estudio del vasto campo de las relaciones consigo mismo, con el entorno y con el resto del cosmos a través de las doce llaves, siendo una de ellas, la misma Morfosinergia.


    En la Morfosinergia, la intrincada naturaleza de la interconexión o lo que a veces se podría expresar como "reciprocidad" y su manifestación a través de campos muy sutiles, es axiomática.


    El ADN, “la serpiente cósmica“, es el código de la vida en la Tierra y probablemente en el universo. Recientes experimentos realizados por el científico Luc Montagnier, ganador del premio Nobel, han demostrado que es un organismo capaz de teletransportarse además de transmitir y recibir información a distancia como una antena. 


    Es la biotecnología más avanzada que jamás que hubiéramos podido soñar en desarrollar y descubrir. En cierto modo el ADN es el Programador de esta matriz de la realidad; una misteriosa firma cósmica inscrita en las hojas del árbol holográfico de la vida.


    Si bien la teoría cuántica propone que las partículas únicamente existen como manifestaciones de sus interrelaciones con otras, podríamos decir de igual manera que nosotros, como individuos, dejaríamos de existir si no estuviéramos dentro del gran enjambre de la humanidad y perdiéramos el enlace con la red universal y la Mente conectiva. 


    Una manera de entender nuestros procesos de relación es examinar las formas en que los mecanismos del cuerpo, las células e incluso las moléculas transmiten los patrones de información entre ellas. 


    Si la interconexión es un componente vital de nuestra comprensión de los seres vivos, es natural querer explorar la naturaleza y los mecanismos que permiten el flujo funcional para cooperar juntos.


    Y lo que logramos aquí es muy emocionante, ya que los mecanismos observados y la investigación que se deduce por causa de ellos no sólo apoya los aspectos de la función y su comunicación, sino que muestra enfáticamente los medios en que los organismos se engarzan con cualquier otro a través de campos de fuerza en el medio ambiente y en todo nuestro mundo natural y artificial. 


    El mejor soporte estructural para entender esta comunicación y el ámbito en el que los innumerables elementos que integran al individuo interactúan y se interconectan es la “matriz viva” o la matriz del tejido conectivo de la trama universal. 


    Qué fascinante es explorar las dinámicas dentro de este sistema. Las relaciones humanas podemos examinarlas como la fascia y el tejido conectivo igual que la interconexión entre tantos aspectos de la estructura y función.


    La trascendencia de las analogías es evidente. Cada llave nos lleva a un nuevo plano de comprensión y la fisiológica es una de las más evidentes y claras. 


    En el cuerpo humano, la limitación en la velocidad y calidad de la información transportada por los sistemas nervioso y circulatorio, incluido el transporte de mediadores químicos, es provocada por las características de las propiedades electromagnéticas y piezoeléctricas del organismo, determinando la potencia y la calidad en el fluido. 


    Las distorsiones dentro de este proceso no sólo se refieren a la ruptura de la integridad estructural de la trama en cuestión, sino que también predisponen a la ruptura fisiológica que asociamos con el desorden y la enfermedad. 


    La Morfosinergia examina las dinámicas que nos ayudan a ver la expresión de esta vitalidad y las distorsiones a las que está sujeta. El organismo, tanto el individual como el cósmico es un campo oscilante y rítmico en el que hay una infinita interacción de elementos asociados por principios de “tensegridad” expresados en todo el tejido, imprimiendo la calidad de resonancia entre las partículas en forma de ondas, de manera que la vida realmente respira dentro de la función estructural y la Conciencia dentro del flujo sincrónico. 


    De alguna manera se podría decir que la vida no necesita de la Conciencia para reproducirse y sin embargo, la Conciencia, sí que necesita de la vida para reflejarse, florecer y experimentarse a sí misma.


    Este juego de fuerzas clarifica los mecanismos que subyacen en todo el estudio de investigación y trabajo concerniente a los principios básicos de la Morfosinergia: 


    1. La integridad estructural de la unidad observada. El campo mórfico de la partícula. El cuerpo de expresión.


    2. El campo de manifestación. 


    3. Las interacciones, acoplamiento o reciprocidad entre los diferentes elementos.


    4. El ritmo propio de cada uno y la cadencia observada en la combinación de dos o más de ellos.


    5. La cualidad que albergan y la información que destilan en el flujo de relación, así como la que son incapaces de expresar al exterior. Su comunicación.


    6. La permeabilidad que permite la absorción de nuevos ingredientes en su proceso de síntesis.


    7. La geometría concreta que determina el carácter de la relación en sí. Es decir, los recorridos fluídicos o meridianos de una conexión entre diferentes elementos.


    8. Su comportamiento según la llave condicionante.


    9. Las llaves que procesan en sus gestiones habituales.


    10. La matriz de la trama conectiva como la interconexión de la estructura y su función, así como su percepción personal de la misma.


    11. La naturaleza holística de la unidad y la ruptura por causa de la desintegración, inadadaptación o bloqueo en relación con la malla del continente.


    12. Las doce llaves.


     

    El conocimiento superior está dentro de nuestra mente. Pero esta mente única es fruto de la interdependencia con la Mente universal que se comunica con nosotros a través de la intuición. 


    La intuición aún siendo algo natural en nosotros, la hemos abocado al destierro por la cultura en la que estamos sumergidos. Necesitamos reeducarnos en las creencias y en el comportamiento para desatar las facultades y potencialidades inherentes en el ser humano que pertenece a este tiempo tan extraordinario, permitiendo que todos los acontecimientos de nuestra vida dialoguen entre sí.


    Las coincidencias que se dan en la vida no son gratuítas, llamamos flujo sincrónico a estas causalidades que nos llevan a un nuevo modelo de percepción espiritual. A los niños debería educárseles en estas verdades para dar a sus vidas una dimensión mas trascendente y coherente que la actual, enseñándoles a estar atentos a esas “casualidades” sincrónicas de la vida y no negarlas como si fueran un azar sin sentido. 


    Cuando a los jóvenes se les comunica el sentido de lo espiritual, desarrollan la revelación constante de su ser creativo y original. Lo intangible se puede comprobar, se puede experimentar y saborear sólo permitiendo que forme parte de nuestro quehacer cotidiano. Cuando esta fuerza invisible no está bien cohesionada en nosotros deviene un comportamiento limitador y castrante por miedo a la pérdida de control y de centro.


    Esta pérdida de centro, cada uno trata de compensarla a su manera. Hemos aprendido de forma inconsciente a conseguir la atención y la energía de los demás usurpando y almacenando cargas y pesos excesivos en nuestro corazón, eso sería la teoría de los dramas de control de Carl Jung.


    Todos seguimos una pauta mediante la cual nuestro ego intenta controlar la situación en la que nos encontramos, aliviando nuestra ansiedad. Nuestro ego tiene miedo y quiere protegernos, queremos sentirnos seguros, tener éxito, ganar a toda costa y para ello utilizamos al otro.


    Algunas personas obtienen comprensión y atención haciéndose las víctimas. Nos hacen sentir culpables y responsables por su causa, Otros obtienen la atención siendo distantes y reservados, de esa forma por medio del coqueteo tratan de lograr que los otros se interesen por ellos vampirizando su energía. También los hay que tratan de robar la energía juzgando y criticando a los demás, cuestionándolos. El intimidador roba energía del resto con amenazas.


    Hay una competencia inconsciente por la energía y es la base de todos los conflictos. Dominar o manipular a otros nos da una energía extra que creemos necesitar. Deberíamos ser conscientes de la dinámica familiar que crea nuestro drama de control y superarlo.


    Para sanar el drama de control se precisa la conexión interna y el despertar de la Conciencia dentro de la circunstancia en el que se produce. Para eso está diseñada la Morfosinergia. Porque la lucha por la energía es contagiosa y sin darnos cuenta, ya estamos sumergidos en ella. Por eso es importante realizar cada día los actos de unidad interna y los ejercicios para el despertar. Esa guía interna es clara y práctica.


    Nos permite ascender por encima del juego común en el que A está en lucha contra B constantemente y C nos permite una visión que armoniza las constantes, devolviendo la musicalidad a nuestra alma.


    Este concepto siendo parte de la llave geométrica, permite obtener a la vez una visión de la llave simbólica y por ende, a posteriori, la psicológica.


    Todos los tejidos vivos tienen la propiedad de auto-ensamblaje, un fenómeno en el que grupos de componentes pequeños se juntan para formar otros más grandes. Los átomos se auto-ensamblan en moléculas que se auto-ensamblan en polímeros, en gel, en órganos, células y tejidos. 


    El auto ensamblaje se refiere a la forma en la que crecen estructuras orgánicas sincronizadas, a diferencia de cómo se construiría un edificio, comenzando desde abajo y trabajando capa por capa. Una característica de auto-ensamblaje es que las formas más complejas tienen propiedades nuevas e impredecibles, característica que no se pudo determinar mediante la observación del comportamiento de sus partes constituyentes. 


    El sodio y el cloruro se combinan para producir sal, cuyas propiedades son muy diferentes de cualquiera de sus componentes. Los sistemas vivos son dinámicos y no lineales, y esta imprevisibilidad se llama sinergia. 


    La tensegridad está inevitablemente ligada a la forma en que nuestra estructura evoluciona durante el crecimiento y el desarrollo. En cada etapa del desarrollo, la evolución optimiza la estructura para que funcione con la menor cantidad de gasto de energía, auto-ensamblarse es la forma más conveniente y energéticamente más eficiente. 


    Mientras menos energía se necesite para mantener la forma (resistir la entropía), más energía habrá disponible para el crecimiento, el desarrollo y la propulsión. La Morfosinergia se sirve de la misma idea, tanto para el organismo humano y la comprensión de su psique, como para su campo de relaciones y la sociedad donde vive. La Morfosinergia es el arte que indaga en la naturaleza a través de su aspecto más arquetípico en un espacio multidimensional.


    Nuestro actual estado de equilibrio dinámico es el resultado de nuestra búsqueda del equilibrio con respecto a la tensegridad. Este equilibrio dinámico se mantiene por sí mismo, siempre y cuando nuestros cuerpos permanezcan intactos y en el equilibrio estructural y funcional adecuado. Estructura y función están perfectamente unidos en el mantenimiento de la homeostasis .


    Un danza perpetua de compresión y estiramiento, una interacción dinámica de la estructura y función continúan durante toda la vida. Los componentes de la compresión crean tensión y viceversa.


    Richard Buckminster Fuller (1895 – 1983), fue un visionario genial, un idealista apasionado y un filántropo. Un pensador radical polifacético y tan filósofo como ingeniero. En 1948 Fuller ya estaba desarrollando sus ideas sobre geodesia y la cúpula geodésica.


    La Geodésica se basa en las matemáticas de las interrelaciones espaciales. Tetraedros y octaedros se combinan para llenar el espacio, creando un objeto geométricamente simétrico: la Matriz de Vectores Isotrópicos. 

    Isotrópico significa la misma energía y las mismas propiedades en todas las partes y direcciones. La 'frecuencia' de una cúpula se relaciona con el número de pequeños triángulos en los que se subdivide. Los puntales están bajo tensión y compresión, generando el fenómeno llamado tensegridad, lo que significa que la cúpula es muy fuerte a pesar de tener un marco relativamente ligero. 

    El pensamiento de Fuller ha tenido un margen amplio de influencia, más allá del mundo de la arquitectura. Incluso una molécula que tiene 60 átomos de carbono lleva su nombre - la bola de Bucky, o buckminsterfullerene. 


    El hecho de que su pensamiento va mucho más allá de la arquitectura se destaca en su libro escrito en 1975 en colaboración con EJ Applewhite, en el que combina la Geometría con el pensamiento, integrándolas en un sistema conceptual a través de la Física y la Metafísica. El propósito de la Morfosinergia es el mismo, pero además evalúa unos procedimientos novedosos conforme a los nuevos descubrimientos de los últimos tiempos y combina hasta doce llaves para una mayor comprensión del Holograma universal.


    La Morfosinergia explora el equilibrio entre la tensión y la compresión, la sinergia y la energía, la gravedad y la radiación, sintropía y la entropía, crecimiento y decaimiento. No existe arriba y abajo en el universo, sólo vías de paso, lleno y vacío, pero para quien sabe observar, incluso el vacío tiene plenitud.


    Podríamos decir que la Geometría es la estructura o el esqueleto de la Mente cósmica, pero las doce llaves hablan del Corazón de Dios dentro del corazón del ser humano.


    El Tao es frío, -decía un sabio chino- indicando que el drama personal no infiere en los acontecimientos planetarios o cósmicos. Si un niño ha de morir, muere; si un pueblo ha de ser arrasado por un terremoto o la lava de un volcán, simplemente sucede. Pero el ser humano tiene una función y es la de conocer la naturaleza de este Corazón, porque forma parte de él.

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